En 1961, tras la repentina muerte de su padre, Calisto Tanzi asume el control del negocio familiar. Dos años después fundó Dietalat, empresa comercializadora de lácteos, que luego tomaría el nombre de Parmalat, líder mundial en la producción de leche UHT y octavo grupo industrial en Italia con 36 mil empleados en 30 países.
En la década de los noventa, la empresa se expandió rápidamente gracias a la estrategia de endeudamiento crediticio, planeada por Tanzi, con la cual pudo abrir filiales en los 5 continentes. La expansión de Parmalat tuvo como un factor importante al gobierno italiano, ya que en ese entonces hubo un gran apoyo a las grandes empresas. Así, Parmalat había acumulado deudas enormes en los últimos años para convertirse en una multinacional del sector alimentario.
En marzo de 2001, Wanderley Olivetti, auditor en Brasil de Deloitte & Touche alertó a sus socios en la filial italiana sobre transacciones financieras que involucraban a Bonlat Financing Corp., una subsidiaria de Parmalat en las Islas Caimán. Olivetti mostraba gran preocupación acerca de la capacidad de Bonlat de hacer frente a su deuda de aproximadamente US$225 millones que tenía en Brasil con Parmalat. A inicios de 2002, Olivetti advirtió nuevamente acerca de las transacciones relacionadas a Bonlat. Sin embargo, a pesar de las advertencias, Deloitte Italia, principal auditor de Parmalat desde 1999 hasta 2004, no logró descubrir el fraude en el grupo lácteo italiano y continuo respaldando las operaciones financieras de Parmalat.
En 2002, Parmalat registraba ingresos de 7.600 millones de euros y su calificación crediticia era positiva, lo cual significaba que las acciones de la empresa eran razonablemente seguras.
El 11 de noviembre de 2003, Deloitte & Touche, auditor de Parmalat, se negó a aprobar las cuentas del primer semestre debido a irregularidades. Esto originó que al día siguiente, las acciones de la empresa cayeran en más de 8 % en la bolsa de valores de Milán.
El 8 de diciembre, Parmalat declaró que era incapaz de hacer frente al vencimiento de una emisión de bonos de 150 millones de euros. Se hizo evidente la debilidad financiera de la empresa y sus acciones de desploman un 47%. Una semana después, el consejo de administración de la empresa decidió que Enrico Bondi, prestigioso administrador de Italia, sería el encargado de llevar a cabo un plan de reestructuración financiera e intentar sacar a la empresa de la crisis.
El 17 de diciembre, la compañía no logró efectuar un pago vencido de 400 millones de euros a unos inversionistas en Brasil., la empresa preocupada trato de aplazar la fecha de pago presentando un documento que certificaba la existencia de un fondo por 3.950 millones de euros depositada en una cuenta bancaria de Bonlat, ubicada en las Islas caimán. Sin embargo, Bank of America negó la autenticidad de dicho documento. Esto obligó al grupo lácteo a reconocer una deuda de al menos de 10.000 millones de euros, la crisis estalló y se iniciaron las investigaciones por presunto fraude.
El 20 de diciembre, el Gobierno italiano anunció que ofrecería ayuda a Parmalat para impedir que la empresa quiebre y se puedan salvar los miles de puestos de trabajo así como la industria láctea del país. Al día siguiente, se descubre un nuevo agujero contable de 6.900 los millones. Dos días después, la fiscalía de Milán acusó a Tanzi de fraude, mientras las acciones de Parmalat se desploman un 66% llegando a un precio simbólico de un centavo de euro.
EL 23 de diciembre, el gobierno italiano aprueba un decreto de ley que le permite salvar a grandes empresas insolventes, solo si estas superan los mil trabajadores y tengan deudas mayores a 100 millones de euros, como fue el caso de Parmalat. Con esta legislación se buscaba proteger a trabajadores y lecheros italianos, la industria láctea, y a los accionistas.
El 25 de diciembre, se especula una posible huida del país de Tanzi y su hijo, cuando ambos deciden no presentarse ante el Tribunal. Al día siguiente, la policía detiene al fundador de Parmalat, quien permanecía oculto desde que estalló el escándalo financiero.
El 28 de diciembre, Tanzi fue arrestado y encarcelado acusado de bancarrota fraudulenta, especulación abusiva y estafa. Además, se declara insolvente a la multinacional italiana y se procede a la suspensión de pagos. Al día siguiente, la Bolsa de Milán suspende indefinidamente la cotización de Parmalat.
Entre diciembre de 2003 y febrero de 2004, 17 personas fueron puestas en prisión. Entre ellos estaban Calisto Tanzi, el fundador de Parmalat, así como los gerentes financieros, Fausto Tonna y Luciano Del Soldado. También fueron detenidos los dos directivos y dos contadores de la consultora Grant Thornton, que eran los encargados de auditar la filial Bonlat, epicentro del fraude.
Asimismo, 7 bancos se vieron afectados no solo en sus finanzas sino también en su reputación. Entre ellos Citigroup, Bank of America, JP Morgan Chase y Morgan Stanley, Deustche Bank, Banco Santander, los bancos Capitalia, Intesa; y los vinculados a la colocación de bonos: Banca Popolare Lori, S. Paolo di Torino, Unicredito, Monte di Paschi. Así como las consultoras Grant Thornton y Deloitte & Touche.
Hasta el momento no se sabe con exactitud a cuánto ascendió el monto total del fraude. Sin embargo se estima que el impacto económico asciende a más del 1% del PBI italiano, afectando gravemente a la economía de ese país. Sin embargo, no solo el gobierno italiano se vio afectado, sino también los gobiernos de otros países donde la empresa tenía presencia, los cuales se vieron obligados a utilizar sus propios recursos debido al incumplimiento a los productores lecheros de la multinacional italiana.
Al principio del caso, se especuló que las maniobras contables fueron realizadas con el objetivo de mantener a la multinacional italiana a flote después de haber incurrido en grandes pérdidas en Latinoamérica. Sin embargo, luego se mostraron informes en los que la Familia Tanzi habría recibido grandes sumas de dinero gracias a algunas actividades ilegales, beneficiándose directamente.
El gran fraude de Parmalat perjudicó gravemente a inversionistas italianos, accionistas y acreedores de la empresa, proveedores, trabajadores agrícolas y cooperativas lecheras, y consumidores. Miles de productores abastecedores de las distintas filiales de la empresa en el mundo no pudieron garantizar la venta de su producción lechera, con lo cual sus ingresos disminuyeron representativamente. Se estima que la crisis de la multinacional lechera supuso pérdidas a unos 800 mil inversionistas italianos de 30 mil millones de euros. Asimismo, apareció una asociación de ciudadanos (campesinos, pequeños empresarios, trabajadores) perjudicados por la quiebra de Parmalat que exigen que se les indemnice. Además, se trabajó en una nueva legislación italiana sobre cómo conducir las grandes empresas y darle más facultades reguladoras a la autoridad bursátil italiana con el fin de proteger a los inversionistas. Finamente, dentro de la empresa, los cambios se resumieron a cambiar de directivos y disminuir su presencia en los países en los que se encontraba.
Fuentes: